El mercado de consumo nos ofrece hoy en día una innumerable lista de productos para el beneficio de nuestros bebés. Es una feroz competencia por quién ofrece los productos más modernos, práctico y seguros del mercado, pues las empresas saben bien el valor que le damos al cuidado y protección de los pequeños de la casa.
Pero no fue esa la realidad con la que se encontraría Michelle, oriunda del Reino Unido y madre de Gabriela, una niña sietemesina para quien cualquier alteración de salud puede ser de pronóstico grave.
Ocurrió un día que Gabriela no dejaba de llorar. Su madre ya no hallaba qué hacer. La había revisado varias veces, y no había ni orines, ni heces, pero tampoco signos de hambre o fiebre. Simplemente lloraba.
Como no es habitual en Gabriela, Michelle tuvo una ocurrencia: revisar detalle a detalle su ropa y su pañal. ¡Cuál no sería su sorpresa cuando encontró un objeto cortante metálico de 5 mm metido en el relleno del pañal, marca Pampers, del grupo Procter & Gamble!
El roce de este elemento le estaba causando daño físico a la bebé, y dada su condición de sietemesina, la posibilidad de una septisemia era muy elevada. Tan pronto se dieron cuenta, la familia acudió al médico pero, además, hicieron la respectiva denuncia, para alertar a las demás familias de todos los cuidados que es necesario tener para los pequeños de la casa.
Ante la denuncia, la compañía Procter & Gamble respondió de la siguiente manera:
“Es muy lamentable conocer la experiencia de esta familia. No sabemos qué pudo haber pasado: si ese paquete de pañales fue manipulado, pero estamos tomando el asunto con la seriedad del caso.“