Cada día, nos sorprenden historias sobre proyectos geniales. Pero ninguno de los que nos han sorprendido recientemente, ha tenido estas dimensiones ni ha implicado tantos costos.
Estamos hablando de una réplica del arca de Noé, proyecto que lleva adelante el inglés Johan Huibers, y que ha diseñado con el propósito de convertirlo en un parque temático cristiano, basado en la interpretación literal de los textos bíblicos.
En efecto, estamos hablando de una mega-construcción que ha costado más de 100 millones de dólares, y que se apega estrictamente a las descripciones bíblicas, que han sido complementadas por el trabajo de un equipo de investigación centrado en otras fuentes históricas documentales.
Ya Huibers había elaborado un modelo a escala en Amsterdam, Holanda, que le había costado poco más de millón y medio de dólares.
El arca de Noé tiene unas dimensiones de 125 metros de largo, 29 de ancho y 23 de alto. En ella caben aproximadamente 5.000 personas. Cuenta con salas de museo, salas de cine y muchos otros servicios y atracciones, entre las cuales se cuentan réplicas a escala de los animales bíblicos e, incluso, réplicas de dinosaurios.
Algunos ven en este proyecto un delirio oportunista en el afán de hacer dinero. Su autor, un protestante luterano, cree que es una forma de despertar el interés en la fe y divulgar los contenidos bíblicos de una manera divertida y educativa.
Pero con respecto a esto, muchos creen que este “museo” representa signos de atraso en cuanto a su pretensión de anteponer o contraponer el discurso bíblico a las teorías científicas de la evolución y creación del mundo. Creacionismo y evolucionismo vuelven así a la batalla una vez más. ¿Quién ganará?
