Puede parecerte completamente extraño, pero hay una parte de la población mundial que sufre transdeficiencia.
Es un trastorno de la mente que distorsiona la percepción que el individuo tiene de su cuerpo, haciéndole desear tener una discapacidad física.
A una mujer de Estados Unidos llamada Chloe Jennings-White, de 63 años, le diagnosticaron transdiscapacidad sólo después de muchos años de desear no poder usar las piernas.
Ver También: Un padre pierde más de 30 kg para donar un riñón a su hijo
Puede parecer cruel que una persona físicamente sana desee ser físicamente discapacitada, pero hay que darse cuenta de que no es una elección de la persona sentirse así.
El nombre que los médicos dan a esta afección es Trastorno de la Identidad de la Integridad Corporal (BIID), y puede presentarse de distintas formas. En el caso de Chloe, desde muy pequeña sintió que sus piernas debían estar amputadas o incapacitadas para funcionar.
Cuando sólo tenía 4 años, Chloe vio que su tía Olive llevaba rodilleras para tratar la salud de sus piernas. Después de eso, llevó vendas en secreto durante años, y sólo ahora, a sus 60 años, ha decidido hablar de su enfermedad.
A lo largo de su vida, Chloe ha corrido a menudo el riesgo de sufrir un accidente y tener que utilizar una silla de ruedas.
Ver También: Elogian a un niño por ir a la escuela aunque no tenga zapatos
Cuando sólo tenía 9 años, saltó de un escenario con su bicicleta a propósito para hacerse daño. De hecho, se cayó sobre el cuello, pero no fue suficiente para provocarle una discapacidad física.
Pero no dejó de intentarlo hasta que sufrió un accidente, aunque después se recuperó.
Hace unos años, Chloe fue a esquiar y sufrió un accidente que le obligó a llevar rodilleras y le causó una lesión en la espalda. Dice que se siente aliviada cuando no puede andar. Por eso sigue deseando sufrir un accidente más grave, como un atropello.
De hecho, sólo para intentar evitar un accidente grave Chloe va a esquiar, sin llevar ningún equipo de seguridad.
“Esquío muy rápido e intento hacer las maniobras más peligrosas. Cualquier actividad es una oportunidad para quedarme parapléjico y me libera de la ansiedad que me provoca mi enfermedad. Mis amigos y mi familia se preocupan por mí cuando voy a esquiar porque saben que me pongo agresiva y saben que en el fondo lo hago para quedarme paralítica”, explica.
Sólo después de años de este extraño deseo de ser físicamente discapacitada, Chloe descubrió que la transdiscapacidad existe y que no es la única que se siente así.
En 2008, el psiquiatra Michael First le diagnosticó BIID y le recomendó el uso de una silla de ruedas para aliviarse emocionalmente, a pesar de que podía caminar con normalidad.
“La silla me alivia psicológicamente, no físicamente. Sé que es difícil de entender para otras personas, pero así es como me siento. No puedo hacer que mi casa sea apta para personas con discapacidad, pero uso la silla todo lo que puedo”.
Chloe sigue buscando la forma de quedarse parapléjica, e incluso ha buscado médicos que acepten cortarle los nervios ciáticos, pero aún no ha encontrado a nadie que acceda a realizar el procedimiento.
Ver También: Una anciana sorda se salva en las vías del tren
