Las ratas topo desnudas eran unos animalitos a los que la comunidad científica no prestaba mucha atención. Eso cambió hace 10 años cuando los profesionales se percataron que estos roedores resistían muy bien al cáncer. Asimismo, son inmunes a diferentes dolores, como es el caso de las quemaduras. Además de vivir 30 años, tiempo que para esta especie es mucho.
Según un estudio, las ratas topo no sienten dolor
Desde que los científicos hallaron que las ratas topo no padecen ciertos dolores, los estudios sobre estos animales no han parado. Dichas investigaciones pueden ser determinantes para enfermedades como el cáncer. Igualmente, pueden ayudar a elaborar nuevos medicamentos para calmar el dolor. Incluso para tratamientos contra el envejecimiento.
Cabe destacar que también se ha encontrado que la rata Highveld, originaria de Johannesburgo también es resistente al dolor. La diferencia con las ratas topo desnudas es que estas son inmunes a las picaduras de las hormigas venenosas con las que suelen compartir madriguera.
La inmunidad de la que gozan los roedores topo se debe, según un estudio de la revista Science a una mutación en los genes, el cual posibilita la ausencia de dolor aunque los insectos los piquen.
El wasabi es el quid de la cuestión
Los científicos a cargo del estudio han revelado que tanto las ratas topo como 8 especies más consiguen responder al ácido clorhídrico diluido, a la capsaicina y al isotiocianato de alilo (AITC). Dichas sustancias, las cuales provocan ardor en al piel de las personas y otros mamíferos son un componente del wasabi. Este aderezo picante del sushi se expone para que las ratas puedan tener contacto con él.
Así, pudieron comprobar que 3 especies de roedores eran insensibles al ácido. Las mismas, no estaban unidas por medio de la evolución. Otras dos clases de ratas no tuvieron dolor tras recibir una inyección con capsaicina en la pata. Cierto es que sí que hubo algunos tipos de ratas alzaron la patita o se la lamieron. Esto demuestra que ellas sí que experimentaron una sensación corta de dolor.
Otro de los hallazgos de la investigación es que las ratas tipo de Highveld fueron las únicas que fueron impermeable a los efectos del AITC. Por lo tanto, dicha sustancia no atacó a los aminoácidos del cuerpo de los animales ni pudo acabar con sus proteínas.
Desactivaron el gen del dolor
Para poder conocer las razones moleculares por las que las ratas topo no sienten dolor, los expertos se hicieron con el tejido sensorial de los ganglios de la raíz dorsal de estas. Hay que señalar que en dicho lugar existen neuronas, las cuales transmiten signos de pesar. Asimismo, tomaron tejidos de la médula espinal porque es ahí a donde llegan las señales del dolor.
De esta manera, los investigadores consiguieron ver que los genes que estaban alterados en el interior de los animales no eran capaces de sentir dolor. Estos son los que afectan a los canales iónicos TRPA1 y NaV1.7.
En el estudio se llegó a la conclusión que las ratas topo de Highveld son las únicas que tenían desconectadas el gen TRPA1. Igualmente, presentaban el canal NALCN activado. Este es el encargado de generar que la célula pueda transmitir señales eléctricas.
Según Lewin, uno de los investigadores, “cuando bloqueamos el canal NALCN, la rata topo de Highveld repentinamente se volvió sensible al AITC.” Cierto es que, al día siguiente, los roedores volvieron a experimentar la indiferencia hacia el AITC.
Conoce aquí la historia de una mujer que no siente dolor debido a una mutación genética.
Para acabar, en el siguiente vídeo podrás conocer más datos sobra las ratas topo.