Todos sabemos que muchos niños tienen acceso franco a las redes sociales a través de los dispositivos de sus padres o, incluso, los de ellos mismos, ya que son obsequios comunes en aniversario, fiestas navideñas, etc.
Una gran contradicción de nuestros procesos de crianza actuales tienen que ver con el acceso de los niños a las redes sociales. Si le enseñamos constantemente a los niños que no hablen con extraños, ¿cómo es que les permitimos hacerlo todo el tiempo a través de Internet? ¿Es que acaso no nos damos cuenta de que por este medio ellos tienen acceso a todo tipo de comunicación con el mundo exterior, y que no podemos tener el control de lo que leen, ven o comunican?
En tiempos recientes el mundo fue conmocionado por la noticia de un juego llamado La ballena azul. Se trata de una especie de reto viral que supone la interacción de los administradores del juego con los jugadores. Comienza con retos basados en pequeñas tareas y acciones que implican auto flagelarse, asignados por los administradores. Los niveles de gravedad de las acciones van subiendo hasta llegar a la última, que es una llamada al suicidio. El juego fue creado en Rusia, y ya se han reportado casos en todo el mundo. Las autoridades piden a los padres el máximo cuidado.
Lamentablemente, este no es el único juego con características macabras. Si este está dirigido a adolescentes, el juego del que le vamos a hablar usa de la inocencia de los niños pequeños. ¿Su propósito? Perpetrar un asesinato familiar a distancia.
El caso fue conocido en Rusia, donde ha comenzado este juego macabro, cuyo gancho es la siguiente invitación: ¿Quieres convertirte en hada? El juego se conoce como “Hada de fuego”, aunque en realidad se difunde con el nombre de “Winx Club: Escuela de brujas”, y sus niveles son realmente escalofriantes.
La niña Sofía Ezchova vio este reto en internet, y el reto dice lo que sigue:
“A medianoche, cuando todos duerman, levántate, camina por tu habitación tres veces y luego dices “Reino Alfey, pequeñas hadas dulces, dénme el poder, se los ruego”.
Luego ve a la cocina en silencio, sin que nadie lo note, o si no la magia de las palabras desaparecerá. Enciende las cuatro hornillas de la estufa de gas. Pero no lo prendas. No deseas quemarte, ¿verdad?
Ahora ve a dormir. El gas mágico vendrá por ti, lo respirarás mientras duermes por la mañana. Al despertar, di: “Gracias Alfey, me he convertido en una hada” y te convertirás en una verdadera hada de fuego.”
Detrás de este tipo de juegos parecen estar grupos extremistas que creen en el exterminio de la civilización como forma de limpieza social. Las autoridades investigan actualmente cuál es el origen exacto para poder levantar los cargos y apresar a los responsables.
Pero ante todo esto, la pregunta que todos nos hacemos es “¿Dónde están los padres?”. Es fundamental que los padres entiendan que los dispositivos electrónicos exigen responsabilidad y cuidados máximos.
Un niño, especialmente si es pequeño, no tiene los elementos psicológicos suficientes para discriminar lo que es un juego de un plan macabro. Muchas personas con tendencias criminales tienen acceso a la red y están protegidos por el anonimato. Los padres tienen que entender que no hay ningún filtro que proteja a los pequeños de caer en estas trampas, excepto la vigilancia paterna, y aun mejor, el acceso restringido a Internet.
Estas personas juegan con la inmadurez y la inocencia absoluta de los pequeños, que son capaces de creer hasta en la gran calabaza si alguien los induce, porque los niños, por naturaleza, confían. No queremos decir que los padres tienen la culpa, pero sí tienen responsabilidad.
¿Seguiremos dándole tablas y smartphones a los niños para librarnos de sus molestias?
Perdonen la dureza, pero la vida de los niños está en juego. ¡Es hora de reaccionar. Comparta con los padres para que estén atentos!