Cuando pensamos en la muerte, siempre decimos que creer en la vida eterna es un acto de fe, pues después de todo, nadie ha vuelto de la muerte para contarnos cómo es. Pero esta afirmación hoy encuentra a sus detractores.
Hablamos del caso de Zack Clements, un jovencito de 17 años oriundo de Brownwood, Texas, quien mientras jugaba fútbol americano con sus compañeros de clase, sufrió un desmayo inexplicable. Sin poderlo reanimar, llamaron a una ambulancia, y lo trasladaron de inmediato al Centro Médico de Fort Worth. Pero cuando sus padres llegaron, los médicos le anunciaron que su hijo llevaba muerto 20 minutos.
Sin embargo, de una manera milagrosa, el corazón del joven comenzó a latir nuevamente, aunque no volvió a la consciencia todavía. Zack entró en un coma inducido, bajó su temperatura corporal y el cerebro reaccionó y se recuperó tras lo que había sido un trauma cardíaco, como consecuencia de tener una arteria coronaria pequeña y anómala.
Días después, Zack logró despertar finalmente. ¿Pero qué pasó con el joven durante esos 20 minutos?
Con el paso de los días, Zack comenzó a sentirse mucho mejor, y cuando ya estaba en disposición de hablar, se acercó a sus padres y les contó una experiencia que había tenido. Durante el tiempo en que había estado clínicamente muerto, Zack vio acercarse a él a un hombre barbudo, de ojos claros, que le puso la mano en el hombro. En ese momento, el hombre le dijo “tranquilo, Zack, todo va a estar bien”.
La experiencia tocó profundamente la sensibilidad de Zack, quien desde entonces le ha dado a su vida un giro espiritual. Sin embargo, Zack no pude ya jugar fútbol americano, pues su problema cardíaco, aunque está controlado, persiste.
¿Qué le ha parecido esta historia? Compártala con sus amistades. Hace falta en el mundo felices noticias.
Compartimos el video con la historia y la entrevista a Zack:
