Hoy en día los supermercados están abarrotados de productos “gluten free” (libres de gluten). No se trata apenas de un producto adelgazante. El problema va mucho más allá: este mensaje está dirigido a un grupo numeroso de personas que sufren de lo que se llama intolerancia al gluten.
Conocida también como celiaquía o enfermedad celíaca, la intolerancia al gluten consiste en la afectación crónica del sistema digestivo ante la ingesta de gluten, un grupo de proteínas contenidas en el trigo, la avena, la cebada y el centeno, así como en sus productos derivados. El cuerpo percibe el gluten como un agente maligno y envía anticuerpos a defenderlo hasta afectar severamente diversos órganos y tejidos, especialmente el intestino.
No es fácil de diagnosticar, entre otras cosas porque sus síntomas pueden confundirse con otras enfermedades, pero también porque existe una manifestación silente de la celiaquía, lo que requiere de exámenes muy específicos.
No todas las reacciones al gluten son celiaquía
Es importante saber que no es lo mismo la celiaquía que la alergia al gluten y la sensibilidad al gluten.
En la alergia al gluten, el sistema inmunológico también ofrece una respuesta defensiva, pero a diferencia de la celiaquía, la alergia se manifiesta en las vías respiratorias o en la piel y no en el sistema digestivo. Además, su respuesta es inmediata, lo que facilita su rápido diagnóstico y tratamiento.
La sensibilidad al gluten, en cambio, no es fácil de diagnosticar. Incluso es más difícil de diagnosticar que la celiaquía. Al igual que la alergia, sus síntomas no afectan al sistema digestivo. Los síntomas de la sensibilidad al gluten se resumen en dolores, fatiga y/o cambios de comportamiento. Si una persona prueba que al dejar de comer alimentos con gluten mejora su calidad de vida, puede tener un indicio de este padecimiento.
10 síntomas de que sufres de celiaquía
Algunos de los siguientes síntomas podrían ayudarle a identificar la celiaquía. Los principales síntomas se reflejan en el sistema digestivo, pero también hay síntomas musculares, conductuales y de diversa índole. Si usted presenta alguno de ellos, consulte a su médico y hágase los exámenes que éste le encomiende. Recuerde no autodiagnosticarse y, mucho menos, automedicarse.
1. Diarreas.
2. Vómito.
3. Dolores en el estómago e inflamaciones abdominales.
4. Dolores en las articulaciones.
5. Dificultad para coordinar los movimiento, conocida como “ataxia”.
6. Cambios bruscos de humor.
7. Déficit de atención.
8. Problemas en la piel.
9. Fatiga crónica.
10. Diagnóstico de enfermedades autoinmunes.
¿Qué indicios pueden indicarme que estos síntomas pueden tratarse de celiaquía?
Aunque el diagnóstico final debe hacerlo su médico de confianza, es cierto que si usted logra identificar algunos indicios, le ayudará a éste a tomar en cuenta esta enfermedad para su descarte. Ponga atención a estos momentos de su día a día:
1. Cuando coma alimentos con gluten, fíjese si su energía disminuye o si siente fatiga. La respuesta inmunológica de la celiaquía consume muchas energías del organismo.
2. Después de comer productos con trigo, tome nota de su estado anímico, como irritabilidad, confusión y falta de concentración.
3. Por último, fíjese si aparecen dolores de cabeza hasta una hora después de las comidas.
Recuerde que el 99% de los casos de celiaquía no son diagnosticado, así que comparta este artículo. Ayudará a muchos a tomar conciencia sobre este problema.
