Corría el año de 1991 cuando Gwen Finlayson, una mujer de Utha, fue diagnosticada con hepatitis autoinmune. Esta enfermedad, causada por el propio sistema inmunológico, ataca a las células del hígado. Los médicos le informaron que debía realizarse un transplante lo antes posible. Nunca imaginó que, 28 años después, su hijo dona parte de su hígado para salvarla.
Hijo dona parte de su hígado a su mamá
Los médicos le advirtieron a Finlayson en 1991 que solo viviría unos años si no se le realizaba un transplante. Pero no fue así. Con gran fuerza de voluntad, pudo extender ese plazo a más de dos décadas. Sin embargo, después de tanto tiempo, su organismo comenzó a ceder. Esto hizo que la mujer fuese al hospital y se tuviese que quedar, en numerosas ocasiones, porque cada vez se sentía peor.
Como pasaba el tiempo y Gwen no encontraba donante, su hijo Brandon, el cual era compatible con ella, decidió ofrecerse. Sin embargo, la respuesta de su madre fue contundente: “No es una posibilidad, ni siquiera quiero hablar de eso”, le respondió en el momento. Con el pasar de los días, fue tal la insistencia de Brandon que la convenció.
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La operación
La exitosa cirugía, en la que el hijo dona parte de su hígado a su madre, tuvo lugar el pasado mes de febrero. Era la primera vez que los médicos de Utha realizaban un transplante del lóbulo izquierdo del hígado de un donante vivo. Con ayuda tecnológica y para planificar el complicado procedimiento, escanearon el hígado de Brandon haciendo un modelo en 3D. Dicha prueba favoreció la precisión a la hora de realizar la operación. Los resultados fueron positivos.
“No estoy segura de tener las palabras para describir lo que siento por mi hijo. Estoy agradecida de que él sea el tipo de hombre que haría algo así. Ahora miro el futuro con esperanza”, dijo Gwen Finlayson en palabras recogidas por la CNN.
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