Las guerras pueden llegar a destrozar ciudades enteras. Aunque esto es una catástrofe, las cicatrices más duras que dejan los conflictos son las humanas. De estas marcas es muy conocedor Waleed Khan. Este joven sobrevivió a 6 disparos en la cara tras un ataque de los militares del Talibán en 2014.
Sobrevivió a 6 disparos en la cara en una ataque llevado a cabo en su escuela
Un día de enseñanza en una escuela al norte de Peshawar, en Pakistán, fue truncado por los militantes del Talibán el 16 de diciembre de 2014. El grupo de soldados entró en el colegio y empezó a disparar indiscriminadamente a los presentes allí. Waleed Kha, que en aquel momento tenía 12 año, consiguió sobrevivir al ataque después de sufrir 6 disparos en la cara.
Las marcas del joven son visibles en en el lado derecho de su cara y por la zona de arriba de la boca. Según recoge la BBC, Waleed Kha comenta que “cuando me miraba al espejo veía un recordatorio diario de lo que había ocurrido”. Asimismo, el hecho de tener que contarle a todos en la escuela lo ocurrido era difícil para él.
Para evitar esta situación, en el colegio organizaron una reunión para hablar de ello. “Antes de comenzar a hablar se me entumieron las manos y me temblaban las piernas detrás del podio. Pensé que al menos éste me ocultaba y la escuela no podía verme temblar. Después de 3 años del fatídico día, “era la primera vez que me subía a un escenario”.
Aunque el momento fue doloroso al tener que revivir lo ocurrido, el joven hizo todo lo posible por contar su historia. Cabe destacar que además de sufrir los 6 disparos en la cara, perdió a algunos amigos aquel día.
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El día del ataque
Como el Ejército administraba la escuela, a nadie le pareció extraño ver soldados en los aledaños del centro educativo el 16 de diciembre de 2014. Tampoco que un comando diera una charla en el auditorio de la escuela sobre primeros auxilios.
Los alumnos entre 11 y 18 años asistieron a la charla con total normalidad hasta que escucharon “un ruido ensordecedor como un cohete”. Ante eso, los maestros empezaron a cerrar las puertas y uno de ellos les “gritó que nos tiráramos al suelo y escondiéramos” debajo de las sillas.
La conmoción fue tal que Waleed Kha no tuvo tiempo a reaccionar y esconderse. Tanto es así que “cuando uno de ellos apuntó su arma directamente contra mí”, lo observó inmóvil.
Cuando disparó “la bala hizo contacto con mi piel pude sentir un dolor agudo. Mi cara estaba herida y sangrando pero yo no estaba seguro de que lo que ocurría era real”.
Los militares no tuvieron clemencia por nadie. Estos disparaban a los estudiantes en la cabeza, en las piernas, el pecho y las manos indiscriminadamente. Dado que Waleed Kha estaba en el escenario del auditorio, vio a sus compañeros morir.
Cuando intentó rodar para encontrar un refugio, el joven tuvo la mala suerte que uno de los terroristas lo vio. Este, sin pudor ninguno, le disparó varias veces en la cara.
Cuando llegó la ayuda
Tras recibir los 6 disparos en la cara y una patada en el pecho por parte de los militares antes de dirigirse a otra ala de la escuela, Waleed Kha se arrastró 30 metros ya que no conseguía ponerse en pie. Cuando el servicio de emergencia llegó, este estaba “casi inconsciente “. En lo que respecta a su cara, la mitad “había desaparecido”. El momento era tan delicado que el joven ni se había percatado de un balazo en la pierna y otro en la mano.
El estado de Waleed Kha era tan delicado que hasta lo pusieron en la sala con los cadáveres. Fue ahí donde una enfermera se dio cuenta de que estaba vivo. De hecho, este no sólo sobrevivió a 6 disparos en la cara, sino al segundo peor ataque terrorista ocurrido en Pakistán.
Debido a las heridas físicas y mentales, el chico sufrió traumas y depresión los meses posteriores a lo ocurrido.
Dado que en Pakistán los médicos no contaban con todos los medios para tratarlo, Waleed Kha viajó Reino Unido dos años después del ataque.
Después de recibir los cuidados necesarios, una vez que el chico se sentía bien sólo quería volver a la escuela, cosa que no entendían muchas personas. Pero para él, el colegio es un lugar donde aprender.
Tras acabar la charla en la escuela de Birmingham donde estudia, sus compañeros los abrazaron mostrándole todo su apoyo. Esta plática no ha sido la única. Desde ahí ha contado su historia en más escuelas y facultades de Reino Unido.
La historia de Waleed Kha es un ejemplo a seguir de esfuerzo. Según él, “quiere vivir la vida, no sólo para mí sino para todos los niños que murieron ese día y en otros ataques”.