Deje de absorber la mala “vibra” de los demás

Usted es una persona empática, y eso le permite comprender a quienes lo rodean. Pero a veces, su empatía le lleva a absorber las energías negativas del entorno. ¿Qué hacer?

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El ser humano se define como un ser de necesidades que solo pueden ser solventadas a partir de la relación con el otro. Es por ello que es ser humano es un ser social, pues requiere del grupo de iguales para la subsistencia. Si en un principio ese entorno es la familia, responsable los cuidados primarios del niño, en la fase de “independencia” la persona pasa a manos del grupo social amplio: amistades, relaciones laborales y entornos institucionales.

En el marco de las relaciones que nos rodean, se generan la simpatía (cuando sentimos afinidad con alguien); la empatía (cuando comprendemos muy de cerca las necesidades y sentimientos) del otro, o la antipatía (cuando definitivamente no logramos compaginar con el otro).

En las relaciones de simpatía y empatía, que a veces no excluyen la antipatía, las cosas se tornan particularmente complejas, ya que pueden darse “transferencias” emocionales. Quiero decir con esto que a través de la empatía mal orientada, una persona puede dejarse arrastrar por los sentimientos del otro, cargándose de lo que muchos llaman “energías negativas”.

Eso suele pasar cuando la persona pasa mucho tiempo bajo la influencia de otra persona cargada de frustración, a quienes muchos llaman “vampiros psíquicos o energéticos” porque consumen las energías de quienes les rodean con su negatividad.

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No es cuestión de maleficios, ni supersticiones, sino del modo en que nos relacionamos. Si usted es una persona que sufre por la presencia de alguien así, y se carga de las pesadas energías de los demás, es hora de aprender algunas consideraciones que le ayudarán a autonomizar sus emociones. Puede ser que la respuesta esté dentro de su propia persona.

Cómo liberarse de las malas energías que otros ejercen sobre nosotros

Aprenda a decir “no”

Está bien tener un espíritu colaborador, pero usted debe respetar también sus propias necesidades. A veces, no tenemos tiempo, dinero o circunstancias favorables para conceder. En este punto, es necesario saber diferenciar una auténtica necesidad de un capricho, y es necesario si está en nosotros resolver esa necesidad que nos han manifestado. A veces, el temor a decir “no” esconde nuestra necesidad de hacernos indispensables o de recibir compensación. En cualquier caso, cuando no ponemos límites, nos exponemos al abuso, al cansancio y, por ese camino, a la frustración. Tome coraje y aprenda a decir no cuando sienta que lo necesita.

No se apegue a lo que los demás digan de usted

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Una canción nos recuerda que “No soy monedita de oro / Pa’ caerle bien a todos”. Esta frase está llena de sabiduría para la vida. Por más que una persona alcance un nivel altísimo de simpatía, talento y afabilidad, siempre tendrá sus adversarios. Gran parte de nuestra energía se va en resistir emocionalmente esta realidad, buscando siempre aceptación o compensación. No vale la pena. Tenemos que aceptar el hecho de que esto es normal. ¡Vive y deja vivir!

Deje de sentirse responsable por los demás

Una de las cosas que más promueve la absorción de energías negativas es el complejo de “redentores”, por decirlo de alguna manera. No más vemos un problema en nuestro entorno, queremos resolverlo aunque no nos corresponda. Y muchas veces, las personas a quienes pretendemos ayudar no quieren ni necesitan nuestra ayuda. Es muy importante dejar que cada quien se haga responsable de sí mismo, incluso, que se hagan responsables de manifestar sus necesidades. Otra cosa implica minimizar al otro, abandonar nuestros propios asuntos y, encima, ponernos en la posición de víctimas cuando los planes no resultan como esperábamos. Usted no puede salvar a nadie. Usted puede ayudarle, pero no salvarle.

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Hágase responsable por usted

En esa misma línea, se implica el hecho de que usted debe hacerse responsable de sus propias necesidades, emociones y sentimientos. Nadie puede adivinar lo que habita dentro de sí, lo que le inquieta, preocupa y necesita. Usted debe hacerse cargo de lo que piensa y siente, y asumir con autonomía sus realidad. Ocúpese de sí mismo.

Dedíquese tiempo a usted mismo

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Cuando estamos enfrascados en las energías negativas que alguien ejerce sobre nosotros, a veces basta con tomarse un tiempo para sí mismo y relajarse. Cada cierto tiempo, cuando sienta este peso en las espaldas, despeje su mente: haga ejercicio, tómese un baño perfumado o tómese un fin de semana en la playa. Verá que se sentirá mucho mejor.

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