Todo empezó cuando su pequeña nieta ingresó al primer año en el colegio. La dulce abuela Anastasia empezó a enviar un cuaderno personal en el bolso de su nieta para que la maestra a cargo le enviara diariamente algunos ejercicios para que ella los resolviera.
Conociendo la fuerza de voluntad de la anciana, la maestra de su nieta se responsabilizó de la inscripción formal en la escuela y de su acompañamiento en las materias, asegurando así que Anastasia recibiera su diploma de capacitación al finalizar sus estudios.
Anastasia Guzmán vive en Sierra Aguazul, un pueblo de Santa Cruz de Yojoa, ubicado en Honduras. Ella sabe que tiene que asistir a clases en la escuela local con regularidad, y los relatos aseguran que se sienta en la primera fila del aula con sus compañeros (con décadas de diferencia de edad) los cuales la adoran. Ella está atenta a todo lo que sale de la boca de la maestra, para que no le falte nada en su aprendizaje.
La anciana dice que está muy feliz de asistir al colegio y muy agradecida por la oportunidad que le están dando en esta etapa de su vida. Aunque sabe que no le quedarán muchos años más en este mundo, quiere aprender a leer la Santa Biblia para que cuando se encuentre con Dios en la otra vida, no tenga dudas ni preguntas que hacerle. Ella quiere morir sabiendo lo que deja en este mundo y lo que le espera en el más allá.
Todos los días, Anastasia tiene que ir a la escuela a 5 calles de su casa. Esta aprovecha cada caminata; cuando era niña no tenía esa oportunidad porque su familia era extremadamente pobre. Lo mismo sucede en la escuela; los que miran allí pensarán que han regresado a la infancia y, al igual que los jóvenes estudiantes comunes, tienen una asignatura que no les gusta tanto, que son los Estudios Sociales. Anastasia dice que son demasiados datos para tu cabeza.
Queda por conocer la evaluación del profesor. Ella dice que Anastasia es una estudiante atenta que puede lograr todos los objetivos que se proponga. No obstante, debido a su edad, puede tomar más tiempo que los otros niños de la clase. El cansancio, la falta de visión y audición son otros problemas que dificultan la velocidad de aprendizaje en los ancianos.
Astrid Fernanda Márquez se siente una orgullosa nieta. En cuanto a Anastasia, ella quiere continuar estudiando y, si Dios le da salud, seguirá sacándose otros títulos.
