Hay personas que llegan a la tercera edad y disfrutan de una buena calidad de vida, mientras que a otras que les cuesta superar los cambios sociales, psicológicos y de salud que implica esta etapa.
Usualmente en Occidente se asocia la tercera edad con la jubilación y el cese de la vida productiva. De ahí que puedan presentarse dificultades económicas y aislamiento, si el individuo vive solo, o maltrato y dependencia si vive con su familia. Si a esto se le suma la pérdida de un ser querido; o problemas médicos como el deterioro cognitivo, la demencia y el dolor crónico, aumenta la probabilidad de padecer una adicción.
Principales tipos de dependencia en adultos mayores
Se habla de adicción cuando la persona no puede dejar de consumir ciertas sustancias o realizar determinadas conductas por una dependencia psicológica o incluso fisiológica. Las adicciones controlan los pensamientos y los comportamientos de los sujetos, quienes hacen lo que sea por conseguir o realizar la cosa deseada.
En la tercera edad es más común alcoholismo, porque usualmente se inicia en la juventud, con el visto bueno de la sociedad, y se continúa hasta una edad avanzada. Otras adicciones frecuentes que se dan en esa etapa son al tabaco o cigarrillo, al juego (ludomanía o ludopatía), al trabajo, a las compras. Finalmente, la fijación con los medicamentos, en los adultos mayores, se ha convertido en un tema recurrente del cual es necesario hablar.
Los fármacos: su prescripción y uso correcto
La gran cantidad de medicamentos existentes hoy día favorece el hecho de que muchas enfermedades pueden ser curadas, favoreciendo así que la expectativa de vida se esté prolongando. De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), el porcentaje de habitantes, mayores de 60 años, aumentará por sobre un 30%, entre 2020 y 2030.
Para que un medicamento sea aprovecha por completo, primero debe ser recetado por un especialista. El médico escoge lo que convenga al paciente según la historia clínica, la reacción ante fármacos parecidos, la afección crónica por la cual toma el medicamento y los efectos secundarios que haya experimentado. Desafortunadamente, ocurre que personas de la tercera edad caen en farmacodependencia debido al uso incorrecto de la medicación prescrita.
Causas de estas dependencias en la tercera edad
La sumisión a los medicamentos puede darse en la tercera edad debido a múltiples causas:
- Fallas de memoria y un alto número de medicamentos propician que la persona olvide si ya tomó las dosis e ingiere más de lo habitual. De igual manera, suele pasar que se ingieran remedios sin receta médica, siguiendo el consejo de algún familiar o amigo
- La falta de información: La persona que toma medicamentos desconoce cómo utilizarlo de forma correcta para obtener sus beneficios. Así como los trastornos o el peligro que puede sufrir si consume, al mismo tiempo, opioides, antihistamínicos, los depresores del sistema nervioso central y los anestésicos generales. Puede que el paciente también desconozca los efectos secundarios o que durante su ingesta debe evitar el consumo de bebidas alcohólicas.
- El tipo de medicamento: esta población suele tomar dos tipos que tienen un alto potencial de adicción. Ellos son: los agentes recetados para aliviar el dolor y los tranquilizantes, sedantes y somníferos utilizados para casos de ansiedad, angustia e insomnio. Cuando se usan por largo tiempo o en dosis elevadas pueden generar dependencia.
- El estado emocional: La soledad, la depresión, el estrés o dolor crónico puede hacer que aumente el consumo como vía de evasión.
- Al envejecer el cuerpo se vuelve más lento para absorber y filtrar, de ahí la importancia por la que un médico debe ajustar las dosis en el adulto mayor.
Maneras de tratar el consumo descontrolado de medicamentos
Señales como la confusión y la pérdida de memoria, son parecidas a los del envejecimiento, y pueden dificultar el reconocimiento de una adicción. Sin embargo, una vez detectada se debe buscar apoyo con un psicólogo o psiquiatra para una valoración completa y la implementación de una estrategia de tratamiento.
Usualmente, el tratamiento estará orientado a reducir de manera progresiva el hábito en la ingesta de una sustancia determinada, minimizando posibles circunstancias adversas. El procedimiento debe ir acompañado de supervisión médica y terapias psicológicas individuales o colectivas que ayuden a la recuperación y eviten recaídas.
Está comprobado que el adulto mayor responde con alta afectividad cuando recibe el tratamiento adecuado y también que los distintos programas terapéuticos dan resultados positivos en un elevado porcentaje. Como en toda situación compleja de salud, el apoyo de la familia es fundamental.
Prevención en edades avanzadas
Evitar, en lo posible, que los abuelos pasen por situaciones de estrés continuado, se sientan solos, abandonados, o lleven cargas económicas que no les competen.
Satisfacer sus necesidades emocionales y materiales. Brindarles compañía, reconocimiento y comprensión, así como también incitarlos a compartir momentos con familia y seres queridos.
Promover durante la infancia, la adolescencia y la juventud hábitos y estilos de vida saludables, que permitan llegar a una vejez provechosa en la que predomine el positivismo.
Los gobiernos deben poner en práctica programas gratuitos para la recreación, deporte, salud y acompañamiento de personas en edad avanzada, así como ayudas económicas. También debe crear ciudades y formas de transporte más amigables con ellos, a través de instalación de rampas, pasarelas, puestos para sillas de ruedas, entre otros.
La producción de analgésicos más eficaces y no adictivos debe ser una prioridad a nivel de salud pública.
Claves para una vejez libre de adicciones
- Mantener una alimentación muy saludable
- Realizar actividad física adecuada a las posibilidades y gustos de la persona de tercera edad
- Efectuar control médico correspondiente
- Tomar solo los medicamentos indispensables y en las dosis adecuadas
- Evitar fumar, beber en exceso y la automedicación
- Mantener contacto con seres queridos
- Plantear nuevas metas y sueños
- Alentar los pensamientos positivos, el agradecimiento, desechando la crítica y los pensamientos pesimistas
