Es bastante frustrante tener el gran deseo de quedar embarazada, pero no conseguirlo. Después de nueve ciclos de fecundación in vitro y seis abortos, la funcionaria pública Solana Guimarães, de 39 años, veía que su sueño se alejaba cada vez más.
Solo después del último intento fallido, Solana pensó mejor en una posibilidad, que no estaba dispuesta a hacer: su hermana, la ingeniera de telecomunicaciones, Anaterra Guimarães, de 38 años, podría tener el bebé en su vientre.
Al principio Solana no quiso aceptar esta propuesta, porque le preocupaba darle un trabajo a su hermana. Pero, al fin y al cabo, era un embarazo, que aun siendo tranquilo, cambia mucho la rutina de una persona.
Pero después de reflexionar mucho junto a su esposo Daniel Ferreira, decidieron aceptar la idea. Solana y Anaterra siempre han sido unas hermanas muy unidas y preocupadas por el bienestar una de la otra, por lo que todo el proceso estuvo lleno de mucho amor y gratitud.
Anaterra ya tiene una hija de 6 años, Cecília, y estaba muy feliz de poder darle esta alegría a su hermana. Quería que Solana también pudiera vivir la maternidad, incluso sin la etapa de embarazo en su propio útero, pero pudiendo seguir todo de cerca, sucediendo en un cuerpo con el mismo ADN que el suyo.
La emoción fue muy grande el día del parto. El pequeño Dante llegó al mundo con 3,6 kg y 49 centímetros, y su madre lo acompañó todo, hasta el corte del cordón umbilical.
La familia ya ha hablado de cómo pretenden contarle esta hermosa historia a Dante. Sabrá que se engendró con mucho amor en el vientre de su tía y madrina. Cecília, la hija de Anaterra, comprendió naturalmente que el bebé que estaba en el vientre de la madre es, de hecho, su primo.
Anaterra estaba muy feliz y dijo que valió mucho la pena haber sido parte de este evento tan importante para su hermana. Es más, ahora estarán aún más unidas y esta familia siempre tendrá una hermosa historia que contar.
