Si tienes familiares, amigos, personas que se preocupan por ti, no puedes simplemente desaparecer esperando que nadie te extrañe. Si tienes la intención de desaparecer, díselo, por lo menos a una persona, para evitar que se forme un revuelo y tus allegados comiencen una búsqueda policial.
En el caso de una estadounidense residente en el estado de Utah, no fue la familia quien pidió iniciar las búsquedas. La mujer levantó sospechas de su desaparición tras dejar su vehículo estacionado en Spanish Fork Canyon.
El 3 de mayo, cuando los funcionarios del Servicio Forestal de Spanish Fork se preparaban para cerrar partes del parque forestal para el invierno, encontraron un automóvil estacionado y pensaron que era algo raro. Caminaron, pero no encontraron a nadie, por lo que anotaron la matrícula para verificar de quién era el automóvil.
Después de descubrir quién era la propietaria del coche, se envió un equipo de búsqueda y rescate para buscar a la mujer, ya que sospechaban que podría estar perdida en el bosque y necesitar ayuda.
Sin embargo, las búsquedas fueron en vano y no pudieron encontrar a nadie en la familia de la mujer para obtener más información.
Después de cinco meses y medio, un grupo de búsqueda aérea estaba usando drones para intentar, una vez más, localizar a la mujer. Sin embargo, el dron chocó contra un árbol o una roca y cayó, por lo que tuvieron que bajar para agarrar el aparato.
Fue en ese momento, totalmente por casualidad y sin quererlo cuando, uno de los miembros del equipo tropezó con una tienda de campaña. Para sorpresa de todos, se abrió la puerta de la carpa y una mujer miró para ver quién estaba afuera.
A 47 year old woman missing in Diamond Fork Canyon since November 2020 was found alive yesterday. While she was missing to us, @UCSO_SAR officials believe she was there by choice. https://t.co/ng3NgrcSu0 pic.twitter.com/3Pgry2KLrV
— Spencer Cannon (@SGTCannonPIO) May 4, 2021
Sí, era la mujer desaparecida. Desde noviembre de 2020, había estado “acampando” en medio de la maleza, en condiciones en las que la mayoría de la gente ya habría muerto, ya sea de hambre, sed, frío o infección.
La mujer de 47 años tan solo le dijo a los rescatistas que estaba allí porque quería soledad. Aunque parecía tranquila, vieron que ella no se encontraba bien, porque la delgadez iba más allá de lo normal.
Ella dijo que había estado bebiendo agua del río y comiendo hierba y musgo. Al principio, se llevó algo de comida y también obtuvo un poco más de campistas que conoció en el camino.
Por fin, después de 6 meses la sacaron de allí y llevada para una evaluación médica, ya que prácticamente fue un milagro que sobreviviera en condiciones tan precarias y en un lugar que ofrece tantos riesgos para la salud.
