La pérdida de un ser querido es una experiencia que ninguna persona desea enfrentar. Es el momento en el cual sabemos que no volveremos a ver más nunca a esa persona amada. Por más que no entendamos el por qué, sólo Dios sabe porqué hace las cosas y contra sus designios no podemos hacer nada más que aceptarlos.
Para muchos, mientras más cercano sea el vínculo con la persona fallecida, más difícil es superar la pérdida. Algunas personas se deprimen, no salen de sus casas y se vuelven amigas de las adicciones, por el contrario, existen otras personas que logran aceptar los designios de Dios y siguen adelante con su vida y sus actividades.
De las dos formas anteriores, la segunda es la ideal. Tenga por seguro que su ser querido jamás hubiese querido verlo inmerso en una etapa de estancamiento luego de su partida.
¿Qué hacer?
Debemos seguir adelante, no podemos morir con nuestros muertos. Entender que la vida es finita y que todos un día nos iremos de este mundo es el primer paso.
Por otro lado, es muy importante entender que al llorar por la persona fallecida no estamos realmente llorando por ella, lloramos por nosotros mismos, por saber que más nunca volveremos a verla, por necesitarla y por no aceptar lo sucedido.
La persona amada ya partió y se encuentra disfrutando de aquello que viene después de la vida. Cuando llegue el momento de cada uno, los seres amados se volverán a encontrar, esa es la promesa. Los recuerdos siempre estarán presentes en nuestros corazones y el espíritu de quien tanto nos amó en vida nos acompañará siempre.
La historia de Harry
Cuando murió su padre, Harry se vio inmerso en una depresión muy grande, lloraba todos los días y no quería salir de su casa, ni siquiera para ir a trabajar. Por otro lado, su madre solo había llorado el día de la muerte de su esposo y durante el funeral, lo que para Harry era muy difícil de entender.
El joven cuestionó a su madre por su actitud y discutió con ella en varias oportunidades, hasta que un día ella le hizo entender por qué había reaccionado de la forma en la que lo había hecho ante la pérdida de su amado esposo.
Ella sólo le dijo: “yo a tu padre lo amé muchísimo y siempre lo seguiré amando, pero él ya no está. Debemos seguir adelante y salir fortalecidos como familia de esta situación, no sigas llorando hijo, estás llorando por tí, no por él, tu padre ya no siente, ya no está, ni siquiera pudo llorar su propia muerte.” A partir de ese momento Harry entendió por qué su madre actuaba de esa forma y no volvió a juzgarla, de hecho aprendió de ella.
En el siguiente video le presentamos valiosos consejos para superar el duelo y continuar la vida después de la muerte de un ser querido:
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