Entiende qué fue lo que le sucedió al hombre que ignoró su goteo nasal durante cinco años en Carolina del Norte y descubrió que no era realmente alergia, sino líquido cerebral.
Conoce la historia
Greg Phillpotts estaba luchando contra lo que él creía que era una alergia. Algunos médicos incluso llegaron a diagnosticarlo como bronquitis crónica y neumonía. “Podrías estar en cualquier lugar. Puedes estar en el avión, puedes estar hablando con alguien y esa cosa simplemente empieza a gotearse”, dijo.
Más tarde, los facultativos le dijeron a Greg que tenía un agujero en la membrana alrededor del cerebro y que si esperaba más tiempo para resolver este problema, podría resultar en una infección cerebral que podría matarlo.
Hubo muchas situaciones en las que la secreción nasal de Greg interfirió con las funciones familiares. Por ejemplo, en una ocasión estaba preparando la cena de Acción de Gracias para su familia cuando el goteo nasal se filtró en la comida, lo que “echó a perder toda la cena”, dijo Greg a WTVD.
En febrero, marcó una cita con el médico Alfred Iloreta, otorrinolaringólogo del Hospital Mount Sinai de Nueva York. El Dr. Alfred le dijo a Greg que no tenía alergias sino una fuga cerebral de líquido cefalorraquídeo. “Es la fuga de líquido que rodea al cerebro para amortiguarlo principalmente para protegerlo de golpes o traumas o cualquier cosa”, comentó Alfred a WTVD.
Cómo pasó
El goteo tiene lugar a partir de un orificio en el hueso del cráneo o una grieta en las membranas que rodean el cerebro, lo que resulta en el drenaje de líquido a través del oído o la nariz. Los pacientes con fuga de líquido cefalorraquídeo, generalmente, presentan una “fuga” de líquido acuoso transparente desde el oído o la nariz.
Los síntomas que a menudo acompañan al goteo incluyen dolor de cabeza, cambios en la visión y pérdida de audición. “En ocasiones, cuando tienes este goteo del líquido cerebral, puede evolucionar hacia lo que llamamos una infección creciente. Por eso, las bacterias pueden viajar desde la nariz hasta el cerebro, lo que resulta en meningitis “, explicó el Dr. Alfred.
Según el doctor, estas fugas afectan a 5 de cada 100.000 pacientes, sin mencionar las fugas inducidas por traumas. A pesar de que muchos goteos pueden sanar por sí solas y únicamente requieren que el paciente esté en reposo, otros necesitan tratamientos menos conservadores.
Los médicos pueden utilizar una endoscopia nasal para realizar una cirugía mínimamente invasiva o un parche de sangre epidural. El parche o adhesivo implica que la sangre del propio paciente se inyecta en la médula espinal. La sangre forma un coágulo que “cierra” el orificio por donde se produce el goteo de líquido.
El Dr. Alfred decidió realizar una cirugía mínimamente invasiva en la que se utilizó un trozo del tejido del cuerpo de Greg para reparar el agujero y la cirugía fue todo un éxito. Greg se encuentra bien.
