La leche de soya y la tiroides: una mala pareja

Aunque parezca una alternativa a los problemas derivados de la leche de vaca, no siempre es recomendable la leche de soya.

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La leche de soya se ha difundido mucho en el mercado alimentario actual, como un recurso para sustituir a leche animal, ya que esta se considera nociva para la salud por su alta concentración de grasas y lactosa. Esta última, es causa de muchas alergias alimentarias.

En efecto se sabe que la leche de soya o soja es rica en sustancias como vitamina B, proteínas, hierro y calcio, y asimismo, contiene bajo niveles de colesterol y grasas saturadas.

Sin embargo, no siempre es una buena opción para todos. De acuerdo con las fuentes consultadas, la leche de soya contiene: leche de soja (agua filtrada, soja entera), caña de azúcar, sal marina, carragenina, saborizante natural, riboflavina, carbonato de calcio, vitamina D2, palmitato de vitamina A y vitamina B12.

Pero no todos estos ingredientes son adecuados para la salud. Veamos.

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La leche de soya al detalle

La carragenina, por ejemplo, es una sustancia asociada al cáncer de colon. Además de no tener valor nutricional, el cuerpo no es capaz de procesar la carragenina. Altera el sistema inmunológico y causa inflamación. Puede causas enfermedades del sistema digestivo tales como Síndrome de Intestino Irritable (SII), diarrea crónica, colon espástico, etc.

La leche de soya contiene también altos niveles de estrógeno, por lo que genera alteraciones hormonales en el cuerpo de la mujer, pues su consumo diario y continuado puede interrumpir el ciclo menstrual. Contiene también algo llamado “fitoestrógenos”, que afecta el sistema endocrino y tiene incidencia en la infertilidad, así como en el cáncer de mama.

Pero además, los alimentos de soya, específicamente los no fermentados, contienen goitrógenos, sustancias que impiden el funcionamiento de las hormonas tiroideas.

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Contiene hemaglutinina, que hace que los glóbulos rojos se agrupen indiscriminadamente. La presencia de ácido fítico inhibe la absorción de nutrientes esenciales para el cuerpo como el calcio, el cobre, el hierro, el magnesio y el zinc.

Algunas de las sustancias presentes en la soya como la genisteína y la daidzeína pueden favorecer el crecimiento del cáncer de mama.

Por lo tanto, si va a consumir leche de soya, procure no hacerlo habitualmente, y permanezca atento a cualquier síntoma inmediatamente posterior a su ingesta.

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Si todavía tiene dudas sobre el consumo de soya, le aconsejamos ver este video donde el Dr. Frank Suárez, especialista en Obesidad y Metabolismo, le explicará al detalle porque es perjudicial el consumo de este producto:

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