A pesar de tener la piel blanca, la pequeña Jurnee Hoffmeyer convive con prejuicios raciales por ser hija de un padre afrodescendiente. Prueba de ello fue cuando sufrió dos ataques, con solo dos días de diferencia, en el colegio donde estudia, en Mount Pleasant, Michigan, Estados Unidos.
El primer ataque sucedió por parte de una compañera que se dirigía a casa con Jurnee en el autobús escolar. Esta le cortó la mitad de los largos rizos de cabello de la niña sin su permiso.
Al llegar a casa, el padre de Jurnee, Jimmy, vio que su hija estaba abatida y le preguntó qué había pasado. Ella le contó lo ocurrido. Entonces, su padre la llevó al salón de belleza para que le hicieran un bonito corte, ofreciéndole así una solución que haría que su hija se sintiera más tranquila.
Además, Jimmy habló con los funcionarios del transporte del colegio para que ya no dejaran que la niña abusiva se sentara junto a Jurnee. Pero, por desgracia, lo peor aún estaba por llegar.
Dos días después del suceso mencionado, Jurnee volvió a su casa llorando. El padre miró su cabello y vio que estaba mucho más corto, incluso se podía ver parte del cuero cabelludo. Pronto sospechó de la misma pequeña del autobús, pero esta vez había sido aún más preocupante.
Jurnee le dijo a su padre que la maestra de la biblioteca le había cortado el pelo. “Creo que no hay palabras para expresar cómo me sentí en ese momento. Le pregunté si era la misma chica del autobús y ella dijo: ‘No. La profesora de biblioteca me lo cortó’. No podía creerlo. Me metí en el coche y fui hsta el colegio, pero me di cuenta de que eran las vacaciones de primavera. No pude encontrar a nadie, así que llamé a la policía”, dijo Jimmy Hoffmeyer a The Black Wall Street Times.
Después de esperar una semana por una respuesta, Jimmy recibió una disculpa de Marcy Stout, la directora de la escuela primaria Ganiard. Pero, el padre pronto vio que era solo un gesto diplomático, porque la escuela no estaba realmente preocupada por lo que ocurrió.
“Fue un insulto. El superintendente me llamó, aparentemente no estaba diciendo la verdad y con un discurso muy corto. Me preguntó si nos sentiríamos bien si los profesores le enviaran cartas de disculpa por correo”, contó Jimmy.
Además de las cartas de disculpa, la escuela también ofreció a alguien que vigilara a Journee en todo momento para evitar ataques. En otras palabras, educar a otros niños sobre lo incorrecto que es tener prejuicios estaba fuera de discusión.
Lo peor de todo es que la pequeña Journee se vio afectada psicológicamente por los ataques que sufrió y ahora la familia necesita mantenerla en tratamiento para que pueda lidiar con la situación y volver a ser la niña alegre que era antes.
“Tuvimos que llevarla al médico porque ha estado comiendo muy poco. Tiene problemas para dormir y siempre quiere estar con nosotros. Y todo esto pasó porque su cabello no se veía como ella pensaba que debería ser, no cumplía con los estándares. Si ves fotos de ella antes de que esto ocurriera, puedes ver su alegría y su energía. Ahora todo eso se ha esfumado”, concluyó el padre.
