Existen testimonios de vida que son capaces de inspirarnos y movilizarnos. Suelen estar marcados por la vivencia de una experiencia trágica, y el descubrimiento de la voluntad de superarlo.
No es fácil encontrar la fuerza para seguir adelante, cuando estos problemas que se enfrentan comprometen nuestra salud a tal estado que, literalmente, no es posible sostenerse en pie.
Ese fue el caso de Rachael Farrokh, una actriz norteamericana de 37 años de edad, quien sufre de anorexia y ha llegado a pesar 19 kilogramos, es decir, el peso equivalente al de un niño.
Pero ¿qué es la anorexia? Esta enfermedad se trata de un trastorno neurótico de los hábitos alimenticios, que se manifiesta en el rechazo a la comida en todas sus formas de manera sistemática. La anorexia tiene diferentes expresiones, como los vómitos inducidos. De hecho, antes se pensaba que bulimia y anorexia eran trastornos diferentes. Hoy se sabe que están entrelazados.
Aunque existen factores hereditarios y psicológicos que inducen a la anorexia, otros factores inciden. La presión ambiental que exige a las personas extrema delgadez pero al mismo tiempo las induce a comer descontroladamente, así como los traumas ocasionados por tragedias personales, inciden de forma importante en el desarrollo de la enfermedad.
Además de que la anorexia implica una pérdida exponencial de peso, la gravedad de este síntoma es tal que puede causar la desaparición de la menstruación en las mujeres, junto a la pérdida de masa muscular.
Rachel sufrió en carne propia esta situación. Su problema se había manifestado desde unos 10 años antes de que reconociera su problema. La frustración generada por la pérdida de un trabajo la hizo iniciar este camino que la llevaría casi hasta la muerte.
Además de la exorbitante pérdida de peso, Rachel sufrió un paro cardíaco, problemas hepáticos e insuficiencia renal. No podía, ni siquiera, sostener su propio peso. Dicho de otro modo, de seguir por ese rumbo, Rachel moriría.
Su esposo estuvo a su lado y la ayudó a tomar conciencia de su problema. Fue entonces cuando tomaron la decisión de hacer algo al respecto e iniciar un tratamiento para la sanación. Pero los elevados costos del mismo lo hacían imposible.
Así, determinados a lograr la superación de la anorexia, hicieron un vídeo para concienciar sobre el problema y solicitar ayuda por medio de donaciones. Rachel y su esposo lograron recaudar el dinero necesario y se dirigieron a un hospital en Portugal especializado en el tratamiento de la anorexia.
Gradualmente, Rachel se ha ido recuperando. Hoy por hoy, ella se ha convertido en una activista en contra de la anorexia: