Aunque no tenga hambre, no puedo parar de comer. Nada me sacia. Como por vicio. Ahogo las penas en la comida. Esta y otras frases suelen pronunciar las personas que padecen algún trastorno alimenticio. En muchas ocasiones, estos problemas derivan del estrés, la ansiedad y la angustia. En los últimos meses, a causa de la situación mundial, se ha podido observar que el hambre emocional aumentó durante la pandemia.
¿Por qué el hambre emocional aumentó durante la pandemia?
Sentir incertidumbre, tristeza, soledad, estrés y angustia son estados que hacen que las personas coman de manera irracional y sin control. De esta manera, pretenden compensar o recompensar al cerebro de la tensión y carga a la que se están enfrentando en su día a día.
Esta actitud se denomina hambre emocional. La misma, ha existido desde el origen de la humanidad. Sin embargo, en los últimos meses ha ido in crescendo.
Ante esta situación y para que la gente tome conciencia del problema que padece o que puede llegar a sufrir, el nutricionista Matías Marchetti ha comentado que “Estar en cuarentena no quiere decir que tu plan de alimentación sea comer más que en un día normal. O sea, si normalmente consumís cuatro comidas… ahora no consumas nueve. Estar en casa no es comer todo lo que hay en la heladera. Antes de hacerlo, pensá si realmente tu cuerpo necesita nutrientes o si estás canalizando emociones no resueltas”.
Por otra parte, el experto en nutrición explica que, “En la sociedad moderna, no solo comemos para nutrirnos, sino también para festejar momentos, reunirnos con seres queridos, comenzar un nuevo vínculo, y algunos se han ‘quedado sin postre’ como un castigo. Todos estos recuerdos alrededor de la comida van dejando huella en nuestra mente”.
Comer por aburrimiento
Algunos especialistas también han apuntado que el hambre emocional aumentó durante la pandemia debido al aburrimiento, al miedo o la poca tolerancia a la frustración, entre otras emociones. “Si comemos algo para tapar una emoción, la alegría podrá ser momentánea y efímera porque, cuando baja, nos sentimos 10 veces peor”, destacó Marchetti.
Un método o truco que puede servirte de ayuda para no caer en el hambre emocional es el mencionado por el nutricionista. “Para combatir este problema, lo primero que tenés que hacer es pensar el porqué y para qué estás comiendo. La solución a cuestiones emocionales en ningún momento es la comida, sino que se transitan como un proceso de conciencia”.
El apoyo de un psicólogo, hablar abiertamente con tus familiares y amigos de lo que te pasa, hacer deporte o una actividad que te motive son cosas que también te ayudarán a canalizar tus emociones. Así, evitarás caer en la tentación de comer cuando realmente no tienes apetito.
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Fuente: Cucinare
Para finalizar, en el siguiente vídeo puedes conocer más consejos para controlar el hambre emocional.
