Cuando los niños llevan a sus padres al límite debido a la desobediencia, pueden ocurrir peleas. Pero, aun estando al límite, los padres deben recordar que están en el proceso de educar a un ser humano, y que son adultos responsables, siempre. Por tanto, es necesario mantener el autocontrol y elegir muy bien las palabras, porque una mala elección puede resultar en un trauma emocional.
Y cuando se trata de trauma emocional, no tiene nada de bueno. Muchos niños crecen sintiéndose reprimidos, inseguros o agresivos por el trato que recibieron en la infancia, aunque no recuerden con claridad lo sucedido. Por lo tanto, no seas responsable de los conflictos internos de tu hijo a lo largo de su vida. Conoce las cosas que nunca debes decirle a tu hijo en una discusión.
1. Palabrotas
Para muchas personas, las malas palabras forman parte del vocabulario diario hasta el punto de que ya no sienten el peso que expresan estas palabras.
Si este es tu caso, recuerda que no todo el mundo escucha las palabrotas con tanta naturalidad como tú. Las palabras del argot se usan para atacar y menospreciar a los demás, y tu hijo no debe sentirse así, y mucho menos escucharlo de la persona en quien más confía.
Además de ello, apelar a las malas palabras es dejar en claro que no tienes buenos argumentos. Con esto, poco a poco irás perdiendo el respeto de tu hijo, quien solo obedecerá por miedo y para evitar conflictos contigo. Esta no es una relación saludable.
2. Etiquetas y defectos
Ten cuidado de no etiquetar a tu hijo ni resaltar sus defectos. Al hacerlo, pones a tu hijo en un estigma, condenándolo a sentirse como una persona con menos valor, menos cualidades y menos capacidad que los demás.
Depende de ti guiarlo para que sea y actúe de manera diferente, cuando se dé cuenta de que puede mejorar. Si tiene problemas para hacer algo de la manera correcta, eso no lo convierte en una persona “tonta”, “retardada” o “imbécil”. Pero si usas ese tipo de vocablos, tu hijo se sentirá herido y con rabia.
3. Comparaciones
Nunca compares a tu hijo con otras personas, esto incluye hermanos, primos, padre, madre, abuelos, tíos, amigos o cualquier otra persona. Al hacerlo, estás diciéndole que no es lo suficientemente bueno, por lo que tendrá dificultades para desarrollar la autoestima y explorar sus habilidades. La comparación no debe suceder ni para bien (diciendo que debe ser como una persona con más cualidades) ni para mal (diciendo que es lo mismo que una persona con tales defectos).
4. Arruinaste mi vida/Yo nunca te quise
Tal vez este es el tipo de cosas son las que más duelen cuando las escuchas de un padre. Es peor que escuchar palabrotas, etiquetas y comparaciones, ya que hace que tu hijo se sienta totalmente rechazado y sin valor. Si para ti, quien lo proporcionó, es un fastidio, ¿para quién más servirá él? Nunca jamás le digas ese tipo de cosas, incluso si lo escuchaste de tus padres cuando eras más joven.
5. Cállate la boca/No quiero saber
Evitar que tu hijo argumente en el momento de una discusión es dar un ejemplo de dos malos comportamientos: ser autoritario y ser sumiso. Este aprenderá que puede ser prepotente y arrogante con las personas que considera más débiles, y también que debe ser sumiso y dependiente cuando se enfrenta a alguien que considera más fuerte que él. Estos dos comportamientos están desequilibrados y someterán a tu hijo a tener muchas dificultades a lo largo de la vida.
