Cuando muere una mascota
Crédito de imagen: Pixabay

¿Cómo hablar con un niño sobre la muerte de una mascota?

Lo más importante, es ser sensible a los sentimientos del niño frente a este doloroso episodio

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Si existe una cosa difícil de explicar a un niño es la muerte. Por norma general, lo más común es que los niños deban enfrentar la muerte de una mascota querida antes que cualquier otra, lo que hace de este episodio un punto clave en el desarrollo emocional del infante.

Saber manejar la muerte de una mascota es esencial para ayudarles a enfrentar con madurez las despedidas definitivas sin que pierdan la alegría. Además, es fundamental ofrecerles consuelo, aun comprendiendo que la pérdida es insustituible.

¿A dónde van los perros cuando mueren?

Quizá esta sea la interrogante más común, pues normalmente los adultos explican a los niños que su mascota se ha ido sin decir más. Lógicamente, surge la pregunta: “¿A dónde se ha ido mi mascota?”

Existen diferentes formas de manejar este momento. Quizá podamos dar algunas recomendaciones, pero siempre recordando que cada caso es distinto y que la persona que porta esta noticia debe ser muy comprensiva y sensible ante los sentimientos de los niños.

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Una de las formas de manejarlo es exponiéndole la situación a los niños con sinceridad pero sin adelantarse a los acontecimientos, de manera que puedan ir aceptando el proceso poco a poco.

Algunas experiencias compartidas

En un artículo publicado en el portal Baby Sideburns se cuenta la experiencia de una madre que tuvo que hablar con su hija sobre la convalecencia de su gato. La escena era más que angustiante para todos los involucrados, pero ya era hora de abordar el tema.

Cuando la niña preguntó qué estaba pasado, la madre explicó de inmediato que se trataba de una convulsión. “¿Morirá?”, preguntó la niña. “No todavía, pero te prometo que si llego a saber que morirá te lo diré”, dijo la madre. “Entonces me podré despedir”, concluyó la pequeña.

Con esta respuesta, la madre ayudó a que la niña pudiera ver la oportunidad de acompañar a un ser querido en un proceso difícil, y le ayudó también a cerrar el ciclo emocional sin crearle alarma antes de tiempo y sin crearle resistencia.

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Otro testimonio publicado en el portal Meus Animais nos cuenta de un niño cuyo perro murió. Su madre tuvo que decirle que se había ido. El niño, afligido, decidió escribir una carta a su amigo canino preguntándose a dónde se ha ido y despidiéndose de él. Su madre la llevó al buzón de correo, pero lo que no esperaba era recibir una respuesta de “su perro”.

En la carta, el supuesto perro le explica al niño que se ha ido al cielo, un lugar mejor, y que desde allí lo habría de cuidar. Así, el niño logró disminuir su ansiedad y sentir que podía continuar con su vida.

La madre investigó quién había escrito la carta. Había sido un funcionario de la oficina de correos que sintió compasión por el niño y quiso ayudarle a cerrar el proceso.

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Consejos finales

Como podemos ver, es fundamental no evadir la responsabilidad y ayudar al niño a que cierre el proceso emocional, asumiendo la despedida de la mejor forma posible. Si la muerte de la mascota toma tiempo, puede ser una oportunidad para que el niño aprenda el valor del acompañamiento y sea capaz de formular su propia despedida.

Si la muerte ocurre de manera repentina, más que ocultarle el episodio y hacerle sentir al niño que ha sido abandonado o cambiado, es importante hacerle ver que su mascota ha descansado pero ha gozado de una buena vida, y su muerte no implica que ha de desaparecer de la memoria ni de los afectos, donde siempre tendrá un lugar.

Lo que sí sabemos es que cada mascota gozará de un lugar especial en la eternidad. Para reflexionar a fondo sobre este momento tan particular, les invitamos a ver el siguiente vídeo:

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