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Estaba tan traumatizada que se golpeaba contra la pared… Mire lo que resultó

Los refugios para perros se enfrentan con muchos retos a diario

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Cada día, son muchísimos los perros que los refugios reciben. Además de hacerlo por una cuestión de control de población animal en la ciudad para garantizar los mayores estándares de salubridad, la mayor parte de los refugios trabaja con ahínco en las labores de rescatar a los perritos para darles una vida digna, un hogar de acogida y, en muchos casos, rehabilitarlos.

Algunos se preguntarán: ¿rehabilitar a los perros de qué? Pues rehabilitarlos de los traumas que sufren pues son muy susceptibles a manifestar cambios de conducta extraños ante los traumas.

Lo terrible es que muchos de los perros que conocemos con carácter agresivo o neurótico, lo son porque han sido víctimas de un trato cruel por parte de “personas”, que se suponen deberían actuar como seres humanos, pero lo hacen como bestias salvajes, la verdad, y perdonen la franqueza.

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Navegando por las redes hemos conocido la historia de Ángel, una perra callejera con mezcla de galgo que, al llegar al refugio, se encontraba en tal mal estado psicológico, que lo único que hacía era estar parada con la cabeza metida hacia la esquina de la pared, sin capacidad alguna para interactuar con nadie, ni siquiera con otros perros.

Tal habría sido el daño infligido por no se sabe quién, que Ángel estaba famélica y ausente. Los del refugio fueron reportando en Facebook los pocos avances que conseguían.

Pero toda la situación cambió cuando trajeron al centro un nuevo perrito, que también era un galgo. Este perrito, muy parecido a Ángel físicamente, fue para ella un compañero terapéutico que le permitió salir de su trauma.

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Gracias a la presencia de Cliff, como le llamaron, Ángel comenzó a abrirse un poco más, y ganó de esta manera un apoyo que le facilitó el tránsito hacia una sana socialización, tanto con otros animales como con las personas del entorno que, esta vez, es un entorno saludable.

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Hoy en día, como símbolo de su nueva vida, Ángel ha pasado a llamarse Cala. Ya corretea por todas partes, mueve su cola, juega con sus juguetes y es capaz de establecer lazos de cariño. Es una perra rehabilitada y feliz que ama a su manada.

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El mundo necesita sensibilizarse frente a estas realidades. Queremos que todos conozcan historias positivas como estas, para ayudarnos a todos a ser una sociedad más solidaria y respetuosa. ¿Nos ayuda compartir esta historia?

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