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Las brujas que robaban penes y los convertían en mascotas

Alimentaban los órganos sexuales con avena y los conservaban en cajas o en nidos de aves

Crédito de la imagen: CVLT Nation

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En 1487 se publicó en lo que hoy es Alemania un libro que se volvería el manual por excelencia para la persecución de brujas. El Malleus Maleficarum, escrito por los clérigos dominicos Heinrich Kramer y Jacob Sprenger, fue una referencia de autoridad para esta práctica que se extendió hasta bien entrado el s. XVII. La historia de las brujas que robaban penes y los convertían en mascotas fue recogida en este tratado.

La sexualidad diabolizada

Guardando las distancias, este libro se convirtió en todo un éxito de ventas para la época. Tuvo numerosas reediciones que se difundieron por toda Europa y sirvieron para legitimar la caza, tortura y asesinato de las mujeres consideradas brujas. Además, el Malleus Maleficarum funcionó también como soporte teórico para la estigmatización de la sexualidad femenina.

Según el libro, el insaciable apetito sexual de las mujeres es el origen de toda brujería. Ellas son responsables por el pecado original. Por eso, es frecuente que estén dominadas por los vicios de la ambición, la infidelidad y la lujuria. En palabras de Moira Smith: “Muchos de los crímenes atribuidos a las brujas estaban relacionados con la sexualidad: cópula con demonios íncubos, práctica de abortos, capacidad para provocar esterilidad y partos de mortinatos y también para impedir las relaciones sexuales entre maridos y mujeres”.

Las brujas que robaban penes y los convertían en mascotas

Crédito de la imagen: Wikipedia

Aunque hoy día parezca risible, esta historia muestra la preocupación de la época por la influencia maligna de las brujas sobre la sexualidad masculina. En el Malleus Maleficarum se explica la impotencia como resultado de un hechizo. Se habla también de las brujas que robaban penes y los conservaban como mascotas. Lo que sigue es un fragmento del texto:

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“¿Qué podemos pensar acerca de esas brujas que de algún modo arrebatan gran número de miembros —veinte o treinta— y los encierran en un nido de aves o algún tipo de caja, donde se mueven como si estuvieran vivos, comiendo avena u otro tipo de alimentos? Muchos han sido testigos de este fenómeno y es un tema del que se habla con asiduidad. Se dice que todo es obra del diablo y fruto de la ilusión, porque los sentidos de quienes ven los penes se ven engañados…”

Continúa el texto con el relato de un hombre que para recuperar su pene buscó la ayuda de una bruja. La mujer le indicó un árbol determinado y le explicó que debía treparlo porque ahí se encontraba un nido con muchos penes. Podía tomar el que más le gustara. El castrado eligió uno especialmente grande pero la bruja impidió que se lo llevara. El órgano en cuestión pertenecía al párroco de una iglesia.

El árbol de los penes

Crédito de la imagen: Vice

En la Europa que transitaba entre la Edad Media y el Renacimiento, se hizo popular la imagen de un árbol que producía falos en lugar de frutos. La imagen ha sido encontrada en documentos y pinturas hallados en Francia, Italia, Holanda y otros países. A los pies del árbol, frecuentemente, se encuentran brujas cosechando penes. Estas fotografías resultan elocuentes para aproximarse a las ideas de la época sobre la sexualidad femenina y masculina.

Aquí puedes conocer los animales que representan presagios.

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Para terminar, no dejes de ver en el siguiente video 8 rasgos por los que antiguamente serías considerada bruja.

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