hijos se porten mal
Crédito de la imagen: Dicasonline

Descubre cómo evitar que tus hijos se porten mal

¡Criticar es fácil, pero educar no lo es! Estos consejos te ayudarán en la increíble misión de la vida que es ser padre

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Criticar es fácil. ¿Qué padres nunca han escuchado las opiniones y teorías excesivamente libres de sus amigos y/o familiares sobre cómo deben criar a sus hijos? Opinar es fácil, pero la práctica no lo es tanto.

A muchos padres les cuesta resistirse a ceder ante los caprichos de sus hijos. Esto, en ocasiones, hace que los niños crean que sus comportamientos son correctos y que con los berrinches pueden manipular a sus padres.

Aunque las intencionadas de algunas actitudes sean buenas, estas tienen un impacto muy negativo en el comportamiento de los niños. Le estos consejos detenidamente y aprende qué medidas debes tomar para evitar que tus hijos se porten mal.

5 Consejos para evitar que tus hijos se porten mal

1. ¿El pequeño tiene una rabieta? ¡Déjale que llore!

Cuando están enojados, muchos niños usan su mejor arma para cambiar la situación a su favor: llorar. Este es un juego sucio. No caigas en este engaño.

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Lo mejor que puedes hacer es ignorar el berrinche por completo. Si tu hijo se da cuenta de que puede gritar y patalear sin atraer tu atención, este se dará cuenta que su táctica no funciona y parará.

¡Sé fuerte y aguanta! Hazte inmune ante las miradas críticas de la gente de la calle y observa todo el teatro que hace tu hijo. El ruido puede incluso molestarte en este momento, pero un niño malcriado te molestará mucho más en el futuro.

2. Nunca justifiques el comportamiento de tu hijo por el hecho de que es un niño

Los niños tienen derecho a ser amados, alimentados y educados simplemente porque son niños. ¡Pero eso no les da el derecho a portarse mal!

Es necesario educarles y enseñarles por qué están equivocados para que puedan aprender a distinguir bien entre el bien y el mal.

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3. El hecho de que otras personas rezonguen a tus hijos no significa que te quieran robar tu papel

Existen profesiones en la sociedad que se especializan en controlar el comportamiento de los niños, sobre todo si estas son parte de un grupo. Este es el caso de los maestros y empleados de guarderías y escuelas, por ejemplo.

Hay situaciones en las que será normal que estas personas puedan regañar a tu hijo por algún mal comportamiento que tenga. En tales casos, no habrá mejor que tu juicio en cuanto a si tienen razón para hacerlo.

No muestres disgusto ante este tipo de situaciones porque sí. ¡Nadie está tratando de robar tu papel! ¿Sabes cuál será la consecuencia si lo haces? Pues que tu hijo pensará que puede hacer todo lo que quiera.

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4. ¿Los niños siempre son lo primero? ¡Casi siempre!

Hay lecciones que aprender desde una edad temprana. Por supuesto, tus hijos siempre serán lo primero en tu corazón. Pero para que puedan ocupar su lugar en la sociedad, debes enseñarles que en la vida hay ciertas prioridades.

Ellos tienen que saber que no están solos en el mundo y que otras personas también tienen sus necesidades. Si es posible, sus voluntades se pueden realizar, pero en el momento y lugar correcto y sin dañar a nadie. ¡Saber esperar es una gran virtud!

5. ¿No puedes calmar la rabieta o la ansiedad de tu hijo? ¡Los paliativos electrónicos no son la solución!

Este escenario es frecuente, por lo que no te costará presenciarlo. ¿Cuántas veces has entrado en un restaurante y los niños están en la mesa jugando con una tableta o un dispositivo electrónico para distraerse?

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Estas características se han convertido en la solución más fácil que los padres han encontrado para calmar y/o distraer a sus hijos. ¿Estás llorando porque tienes hambre? Esa puede ser la solución fácil en este momento, pero a la larga resultará ineficaz.

De esta manera, los padres no están enseñando el difícil arte de la paciencia. También están privando al niño de la interacción con otros adultos y esto puede tener implicaciones futuras para su desarrollo social. Olvídate de las conversaciones con los adultos por un momento e intenta integrar al niño en la conversación o a los mayores en el juego.

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