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La policía encuentra a un bebé robado hace 38 años

El caso tuvo lugar en 1981, pero sólo se resolvió décadas después. “Tiene los ojos como los míos”, dice la madre

Crédito de la imagen: Dicasonline

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Muy joven, con una vida de abusos y dificultades, esta madre le robaron a su bebé en el segundo día de vida. Las personas que lo hicieron, se suponía que la ayudarían. Con tan sólo 16 años, Sueli Silva sufrió una de las mayores conmociones de su vida, le robaron a su hijo. Conoce su historia y qué fue lo que pasó.

Conoce la historia de Sueli

La hija de los agricultores en Goiás, Sueli y sus 4 hermanas, así como un hermano, fueron abandonados en un orfanato en Corumbá de Goiás, a 125 km de Brasilia. El abuelo los llevó allí cuando la madre de estos falleció, y el padre los abandonó.

Allí fue registrada, siendo la mayor de todas, sintiéndose responsable de sus hermanos. Pero la vida en el orfanato no fue fácil. A pesar del maltrato, el ápice de lo absurdo ocurrió cuando el hijo de la dueña del local abusó de Sueli, dejándola embarazada.

En aquel entonces, con sólo 13 años, fue enviada a Brasilia para tener a la niña lejos de la institución. Ella trabajaba en una escuela que era de la misma dueña del orfanato, limpiando y cuidando a los niños.

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Fue criando a su hija, y a los 16 años logró alquilar un rincón para vivir con su nena. No obstante, esta situación no duró mucho porque el costo era demasiado alto. Luego tuvo que regresar a la guardería con su hija, la nieta de la dueña, y se vio obligada a trabajar allí porque no quería dejar ni a sus hermanos ni su hija solas en ese entorno.

Crédito de la imagen: Dicasonline

Su objetivo era trabajar y ganar dinero para sacar a sus hermanos de la guardería, pero todo se convirtió en una pesadilla y ella estaba allí nuevamente, dependiente del dueño del local. Incluso trabajando como cualquier empleado, tuvo una vida difícil, sufriendo con la mujer.

Algún tiempo después, conoció a un oficial de policía. Ambos se vieron varias veces, y tuvieron un romance de  tres meses antes de que él se fuera a Canadá. Cuando esté se marchó, ella descubrió que estaba embarazada nuevamente, esta vez por consenso.

Al descubrirlo, el dueño del orfanato no creyó la historia y pensó que el padre del bebe era su hijo como resultado de otro abuso. Entonces, envió a Sueli de regreso a Brasilia para que tuviese a su bebé, esta vez un niño. Siempre humillada y apagada, incapaz de sostenerse, obedeció, y ahí fue cuando realmente comenzó el terror.

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El robo del bebé

He aquí, llegó el gran día en que ella recibiría a su hijo en sus brazos, al cual llamó Luis Miguel. Era el 9 de febrero de 1981 y ella dio a luz a un niño sano, con un pequeño detalle: tenía dos pequeños dedos pegados, al igual que el hermano de Sueli.

Crédito de la imagen: Dicasonline

Esta cuidó a su hijo y lo amanató durante dos días, cuando el terror llegó a su vida. Tan pronto como fue dada de alta del hospital, algunos trabajadores de la guardería esperaban que ella regresara allí. No obstante, le pidieron que llamara primero al dueño de la guardería.

Le dieron tres tarjetas telefónicas y ella fue a la cabina telefónica para llamar. Uno de los empleados pidió quedarse en el automóvil cargando al bebé mientras hablaba con la mujer por teléfono. Fue una llama dura, en la que decía en repetidas ocasiones que Sueli no podía mantener a sus hermanos, a su hija y a un bebé.

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Para empeorar la situación, dijo que tenía prohibido ir a la guardería, y tras la insistencia de Sueli, amenazó con enviar a sus hermanos a un centro de cuidado infantil. Después de muchas amenazas, colgó el teléfono, no sin antes decirle que era mejor olvidarse del asunto y volver pronto..

Esta conversación duró a penas 2 o 3 minutos. Cuando regresó al auto, faltaba una de las personas que estaba antes, una mujer con un pañuelo en la cabeza. El empleado le dijo que subiera al auto que se iban, ya con el motor en marcha.

Crédito de la imagen: Dicasonline

Esta entró y buscó a su hijo, pero él ya no estaba. Ella comenzó a preguntar dónde estaba su bebé, y fríamente el empleado dijo que era mejor así y que se callase y no hablase con nadie.

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Ellos habían dado a su hijo, incluso sin su consentimiento. Se lo robaron de las manos y se lo entregaron a una desconocida. Bajo amenazas, con sus hermanos y una hija pequeña que criar, tuvo que aceptar el dolor y viajar en silencio.

La mujer intentó encontrar a su hijo sola, preguntando a las personas en el hospital y en la guardería si sabían algo. No obstante, no estaban autorizadas a ir a la policía. Ten en cuenta que se trataba de un entorno con abuso, humillación y privación de dinero, con hermanos e hija bajo su responsabilidad.

Esta se pasó años peguntando, hasta que un empleado le dijo que su hijo había muerto al no haber podido soportado la separación. El mundo se rompió para Sueli, pero ella siguió cuidando a su familia y volvió a la escuela para tratar de darles mejores condiciones de vida a todos.

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Ya fuera de ese ambiente, después de mucho estudio y pasar por un concurso público, Sueli se enteró por medio de su hermana que el bebé no había muerto. Fue entonces cuando tomó papel y lápiz y escribió una larga carta a la policía, informando de todo lo que había sucedido años atrás. Asimismo, pidió ayuda para encontrarlo.

Corría el año 2013 y, además de tener su propio dinero, Sueli escuchó la noticia de que su hijo todavía estaba vivo. Quizás eso nunca hubiera sucedido si el propietario del orfanato no hubiera fallecido ese año, que fue el autor intelectual de todo el crimen.

Su otra hija, desafortunadamente, murió de shock anafiláctico y ella ya estaba casada y con una nueva familia constituida. Pero tuvo coraje y envió la carta a la Oficina del Fiscal Federal para los Derechos de los Ciudadanos, desde la Oficina del Fiscal Federal (MPF). Emocionados, la policía decidió investigar, aunque no tenían mucha esperanza de encontrar al chico porque habían pasado muchos años.

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Sin embargo, con gran competencia y determinación, pudieron reunir evidencia y vincular hechos, llegando al paradero del hijo de Sueli, el cual fue bautizado como Ricardo Santos Araújo, actualmente de 38 años, residente en Paraíba.

La investigación de la  Policía Civil demoró seis años, en los que buscaron  documentos físicos, ya que antiguamente no se digitalizaban las cosas. Asimismo, convocando a 22 personas para que testificaran, escuchando a otras 60 de manera informal y todas las investigaciones relacionadas.

Crédito de la imagen: Dicasonline

Después de mucho trabajo, llegaron al portero del edificio del médico prenatal y a su esposa. Igualmente, hallaron pruebas contundentes de que eran los receptores. Después de confirmar que vivían en Brasilia en 1981 y que su hijo tuvo que someterse a una cirugía para separar los dedos de manos y pies, pidieron una prueba de ADN.

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Como se esperaba, el resultado coincidió con el de Sueli, lo que demosró que en realidad era su hijo robado en la puerta de la maternidad. La primera reunión fue por computadora. Al principio, solo se miraban, y luego hablaban durante mucho tiempo.

La primera reunión cara a cara está a punto de celebrarse y, seguramente habrá mucha emoción y conversación para ponerse al día, no en vano son una familia separada por el abandono, el abuso y la negligencia. Ahora comienzan a trazarse nuevos caminos.

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